En 1983, después de varios éxitos que ya posicionaban su carrera como una de las de más reconocimiento, regresa Héctor Lavoe con un nuevo álbum en el que las canciones "Triste y vacía" y "Juanito Alimaña" fueron las protagonistas.
La historia de un atracador contada desde el punto de vista social, un reflejo de la realidad que muchas de las sociedades latinas vivían en aquel tiempo; el malo protegido por quienes deberían de proteger a los buenos.
Para mí es sin duda una de las mejores canciones de este interprete que aún, después de su muerte, pone a bailar a nuevas generaciones y les marca el sello de la salsa. Héctor Lavoe fue hombre que supo cantarle al mundo los problemas de la sociedad en la que vivía, contar los problemas de su gente de una forma alegre y, sobretodo, ponerles nombre a aquellos que no lo tenían como Juanito.
Esta es una canción que, por su contenido, no dejará de ser actual porque queramos o no, a la vuelta de la esquina pocos saben si andará un Juanito Alimaña.
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